Vitrinas

Archiva
Información
Instagram

Es una archiva

Un homenaje a lxs trabajadorxs del hogar y el mantenimiento desde prácticas artísticas, el cine, la literatura...







Las criadas

Jean Genet
Obra de Teatro
Francia
1947
La obra transcurre en un solo acto, y con tres personajes: Solange, Clara y la Señora. Todo sucede en la habitación de la señora. Es una obra breve.

Al comienzo Solange y Clara están conversando, mientras Solange arregla a Clara, se establece una relación de criada a patrona. Pronto nos damos cuenta que hay desajustes en los diálogos, como cuando Clara pide un vestido blanco y Solange le dice que no, que debe ser el rojo.

En realidad Clara y Solange son dos criadas, y más adelante sabremos que son hermanas:

“SOLANGE. —Para servirla, también, señora. Vuelvo a mi cocina. En ella encontraré mis guantes y el olor de mis dientes. El eructo silencioso del fregadero. Usted tiene sus flores y yo mi fregadero. Soy la criada. Usted, usted, eso sí, no me puede profanar. Usted me lo pagará en el paraíso si es necesario. Preferiría seguirla hasta allí antes que abandonar mi odio a la puerta. Ríase un poco, ríase y rece de prisa, muy de prisa. ¡Ha llegado a lo último, querida! (Golpea a CLARA en las manos y CLARA protege su garganta con ellas.) ¡Quite las zarpas! Deje ver su frágil cuello. No tiemble. No se estremezca. Obro rápida y silenciosamente. Sí, voy a volver a mi cocina, pero antes termino mi tarea. (De repente suena el despertador. SOLANGE se para. Las dos mujeres se acercan la una a la otra, emocionadas, y escuchan pegadas la una a la otra.) ¿Ya? 

"CLARA. —Démonos prisa. La señora va a volver.” (P.7)

Ahí ya se estaban acumulando una serie de disparidades respecto a los roles tradicionales, a lo que se esperaría de una conversación entre la señora y la criada, comentarios fuera de tono, amenazas, burlas, y descubrimos entre otras cosas que una de ellas (Solange) escribió unas cartas incriminando al señor de la casa y por lo cual terminó en la cárcel.

Mientras arreglan la casa y devuelven todo a su lugar, porque la señora regresará, ellas planean asesinarla. El teléfono suena y es el señor anunciando que lo han dejado en libertad (bajo fianza) y deja el recado de que la señora lo encuentre en un boliche (traducción argentina? es un bar?). Deciden que Clara le preparará el té de tila de todas las noches pero esta vez le pondrá 10 dosis de Gardenal (un barbitúrico).

La señora llega y está desconsolada por la ausencia de su esposo, les dice a las criadas que las quiere como si fueran sus hijas –hay varios comentarios del estilo a lo largo de la obra– y que las quiere heredar. La señora decide que les regalará vestidos, porque así pueden ir las tres bien arregladas a la comisaría a interceder por el señor. Durante la conversación, Solange y Clara se descuidan y le dejan saber a la señora que su esposo está libre. Eso provoca un cambio total en la señora que se quiere arreglar para salir y termina rechazando el té de Tila que la mataría.

Cuando la señora sale al encuentro del esposo, Solange y Clara se recriminan una a la otra. Ahora los señores conversarán y se darán cuenta de que ellas han escrito las cartas incriminadoras, y de que terminarán en la cárcel.

Conversan sobre lo que deben hacer. La mejor opción es huir antes de que regresen los señores. Pero entonces, mientras deciden, regresan a jugar el papel de señora y criada entre las dos. Clara, en el papel de la señora, decide que no existe ninguna forma en la cual deje de ser una criada e interpretando a la señora decide tomarse el té, dejando a su hermana en la habitación sabiendo que será arrestada.

El momento donde se plantea la tesis del argumento es muy al comienzo. Mientras las dos criadas juegan, establecen un paralelismo entre ellas y las actrices que las interpretan y al mismo tiempo en su juego reproducen la relación criada-señora estableciendo que una la crea a la otra y que no hay forma de dejar de ser criada a menos que desaparezca también la figura de la señora. Es ahí cuando deciden matarla.

Página 6:

CLARA. —¡Qué lenguaje, hija mía! Clara. Te vengas, ¿verdad? Sientes que se acerca el instante en que abandonas tu papel... —Sientes que se acerca el instante en que dejarás de ser la criada. Vas a vengarte. ¿Te preparas? ¿Afilas tus uñas? ¿Te despierta el odio? Clara, no olvides. Clara, ¿me oyes? Pero, Clara, ¿no me oyes? —Gracias a mí tan solo existe la criada. Gracias a mis gritos y a mis gestos.

Clara le llama Clara a Solange, porque en su juego Solange hace de Clara. Luego explicarán que entre las dos Solange es la más domínate y le da órdenes a su hermana, entonces en el juego subvierten los papeles, Clara como la señora y Solange como Clara.

Las dos están jugando a interpretar la venganza de las criadas –una obra dentro de la obra– y el momento en que siente que se acerca el instante en que abandona su papel es cuando se desharán de la señora.

Clara se habla a sí misma convenciéndose (diciendo a Solange) que para dejar de ser criada debe dejar de haber señora. Esto me recordó a la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel y a la teoría de la descolonialidad (por medio de la violencia) de Franz Fanon de la cual Genet estaba muy al tanto.

Queda decir que toda la primera parte es muy confusa sobre quién es Clara y quién Solange también porque dicen que la señora toda la vida las ha confundido. Esto deja en un lugar aún más irónico el hecho de la señora las considere como sus hijas, pero ni siquiera sabe cuál es cuál.

Hacia el final, cuando no la han logrado matar, se sienten traicionadas por sí mismas: ellas son las que le dijeron a la señora que el esposo estaba libre y evitaron que tomara el té de tila. Ante esta situación, Clara –actuando como la señora– le pide el té a Solange –actuando como Clara–, quien se lo da.

Ya no soportaban ser las criadas, y una decide suicidarse, mientras la otra decide ir a la cárcel (papeles que debían ocupar el esposo y la señora respectivamente). Este final no me deja de dar vueltas en la cabeza ¿por qué deciden que no pueden cambiar su situación?

Poco antes del final, Solange finge matar a la señora (Clara) y después hace un monólogo en el que adopta el discurso de la señora y luego habla desde su lugar de criada, defiende a su hermana, defiende poder usar sus vestidos, defiende su trabajo, defiende que solo el asesinato le permite no ser más la criada y ser la señorita Solange Lemercier. Incluso ensaya lo que le dirá a la policía por haber estrangulado a su hermana.

Luego es que Clara la obliga a darle el té, le dice que la acompañará en el recuerdo cuando la arresten y la sentencien.